miércoles, 28 de octubre de 2009

No wall (y IV)

















He hablado ya en varias entradas del mundo mágico y sobrenatural en el que se mueven los personajes de Mushi-shi. Un mundo donde los seres humanos viven en estrecho contacto con seres misteriosos, los Mushi, a medio camino entre los seres vivos y la materia inerte, normalmente invisibles para los hombres, que generalmente les son indiferentes, pero que en ocasiones pueden ocasionar a los humanos graves perjuicios y calamidades, aunque también grandes beneficios.

Por supuesto, hay ciertas personas que tienen un contacto más estrecho y continuo con los Mushi, se trata de los Mushi-shi, categoría a la que pertenece el protagonista de la serie Ginko. Esas personas, con el don de ver los Mushi, dedican su vida a estudiar el fenómeno e intentan resolver los problemas que plantean la irrupción de estos seres extraños en la vida cotidiana de los seres humanos, lo cual les concede un prestigio y un respeto vedado a la mayoría de sus congéneres.

Como puede suponerse, esos privilegios no salen gratis y en su caso la frase de Nietzsche, aquellos que persiguen a los monstruos corren el peligro de convertirse en uno de ellos, no puede ser más cierta. La mayoría de los Mushi-shi son seres fronterizos, tan admirados como temidos, personas que no acaban de formar parte de la sociedad y que viven una vida aislada, sin gozar de los pequeños placeres y recompensas de sus semejantes.

Porque la cuestión es que pocos de los Mushi-shi se las arreglan para sustraerse a la acción de los seres que combaten. Ginko, por ejemplo, no puede vivir una vida sedentaria, puesto que atrae a los Mushi y estos acabarían por congregarse en un numero demasiado elevado, poniendo en peligro a todo el que se encontrase allí con él. Otros Mushi-shi son víctimas de los Mushi que persiguen o de los remedios que intentan aplicar para destruirlos, o perecen al sacrificarse para proteger a otros seres humanos.

Otro, en fin, acaban por convertirse en portadores de uno de esos Mushi, transformándose en auténticos seres mixtos, que llevan consigo permanentemente la maldición que acabará por destruirles...



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