jueves, 3 de junio de 2010

Remakes


Durante este día de asueto en Madrid, me he dedicado, entre otras cosas, a ver la segunda película del remake que Anno Hideaki está realizando de su serie de mediados de los 90 Neon Genesis Evangelion, y que tiene el nombre de Evangelion 2.22 You can (not) advance.

Por supuesto, ni yo ni Anno somos los mismos que hace una década. Y digo bien una década porque la serie original la vi en la TV por satélite a finales de 1998, la olvidé por completo y volví a redescubrirla en el año 2000, tras que mi encuentro con Mononoke Hime de Miyazaki despertara mi afición por el anime. En ambos pases la serie me obsesionó por completo, especialmente su fase final, esa espiral autodestructiva en la que se sumían los personajes, unida a una larga serie de revelaciones que no explicaban nada y que sólo llevaban a nuevas preguntas que quedaron completamente sin respuesta (luego hablan de Lost, como si hubiera inventado algo nuevo). Un visionado en que tan importante como la historia que estaba viendo eran las hipótesis y teorías que me inventaba sobre la marcha, llegando al extremo incluso de parar la imagen y pasarla fotograma a fotograma, por si acaso allí estaba la respuesta escondida o la asociación de las imágenes me descubría alguna relación que lo explicara todo.

No fue así. Tuvimos que esperar a la pelicula End of Evangelion, para obtener una cierta explicación sobre lo que había ocurrido y porqué, aunque nuevamente la mayoría de las respuestas no estaban en la misma película sino que procedían de fuentes más o menos oficiales, junto con las deducciones de los fans. Todo parecía haber quedado ahí, cerrado y terminado, especialmente si se considera la renuncia de Anno a la animación, con Evangelion convertida en una serie mítica que permanecía en la memoria de los aficionados y que, cosa extraña, continuaba siendo disfrutada por nuevas generaciones... hasta que se anunció esta serie de películas, con Anno nuevamente al mando y un presupuesto más que holgado.

Por supuesto, tantos años más tarde, ni Anno ni yo somos los que éramos hace más de una decada. Aparte de haber envejecido, él parece haber abandonado el pesimismo que teñía de desesperación la serie y la película original, mientras que mi desesperanza ha echado raíces y dudo que llegue a librarme de ella. La técnica también ha dado pasos de gigante, de manera que puede decirse que ha cambiado más en esta última década que prácticamente desde los años 20 y e30. El responsable, por supuesto, es el ordenador, porque no es ya que la maquinaria o los objetos artificiales se realicen mediante CGI, ni el grado de detalle que puede conseguirse en los fondos; es simplemente que su uso ha desterrado el jitter o las variaciones de color de la animación tradicional, dotando a la 2D de una perfección inimaginable hasta el año 2000.

Todo esto se nota en esta esta película. Los diseños de los ángeles son espectaculares, como los son las escenas de acción, pero no puede uno evitar cierta impresión que la estabilidad (no quiero utilizar la palabra felicidad) que goza ahora mismo Anno le ha desprovisto de cierta inspiración, de cierta audacia y osadía, provocando que los puntos de máxima tensión emocional parezcan demasiado ensayados y mecánicos... excepto el que cierra la película, cuyo impacto se debe precisamente a que donde mejor funciona este Evangelion, como el anterior, no es los combates, sino en las escenas líricas e introspectivas, de manera que cuando el clímax llega, precedido de una serie de escenas en las que se nos han mostrado los vínculos que unen a los personajes, es cuando realmente se alcanza la altura del producto original.

Y para finalizar, debo decir que me sienta mal ser frío con respecto a esta película, especialmente porque quedan aún otras dos, en las que lo que ahora parece mal explicado o dejado de lado puede cobrar su auténtica dimensión, y porque sí me he quedado con ganas de saber qué es lo que va ocurrir al tener cada vez menos parecido con lo conocido por la serie. Pero me es inevitable no ser todo lo entusiasta que quisiera, cuando un personaje central en la serie ha quedado reducido a un fantasma de sí mismo, uno nuevo que se ha añadido por ahora no es otra cosa que eso, un añadido, tanto por un diseño discordante (es un personaje del 200x perdido en una serie de 199x) como por su falta de relación con la trama y el resto de personajes; y sobre todo, porque escenas cruciales en la serie han sido destruidas simplemente por un uso equivocado de la música.

Aunque como digo, las escenas introspectivas y el clímax final sí que hayan estado a la altura de la serie original.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Yo me quedo con la serie original y el final de la serie "Felicidades". Es redondo y perfecto. Con el tiempo he dejado de considerar "canonicas" las peliculas y las nuevas peliculas, que no me pierdo, obviamente, pero solo son intentos comerciales. La serie original sin añadidos ni escenas adicionales es todo lo que tiene que ser. :)

David Flórez dijo...

Al revisar las películas, me he dado cuenta de lo mucho que se me ha olvidado la serie y EoE, empeorado porque ambas empiezan a mezclarse en el recuerdo y me empieza a ser difícil distinguir qué es canónico en una u en otra, vamos que empiezan a ser una unidad opuesta a la nueva aproximación de ahora, que sí me parece bastante más comercial, en el sentido de que todo es más grande, más bonito y más brillante, pero está completamente falto de sentimiento y resonancia.

Si no supiera de evangelion y el rebuild fuera mi toma de contacto dudo que me obsesionara con ello, me parecería simplemente una de mechas más... o quizás es que ya soy viejo y no me tomo las cosas tan a pecho, lo cual es un defecto, pues vivir es tomarse las cosas, las cosas que te gustan, digo, como si te fuera la vida en ello...