domingo, 19 de marzo de 2017

La lista de Beltesassar (CLXV): Moo(n) (2004 ) Leigh Hodgkinson

















Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Moo(n) (Luna, o Muuna, si intentase reflejar el intraducible juego de palabras inglés), corto realizado en 2004 por la escritora e ilustradora de cuentos infantiles británica, Leigh Hodgkinson.

Hodgkinson, por lo que he encontrado en esas internetes de dios, parece ser una autora de relativo éxito en su país. Sin embargo, no es eso lo que interesa aquí, sino que se trata de una de tantas personalidades anfibias que ha intentado expandir su obra a otros formatos. Con sus consabidos aciertos y fallos, obviamente. El mayor obstáculo en esta tarea de traducción es simplemente que las ilustraciones de sus cuentos son particularmente idiosincráticas, repletas de detalles minúsculos cuya presencia impide dotarlas de movimiento. Al menos con la 2D tradicional y si no se quiere recurrir a la 3D, lo que fácilmente llevaría a traicionar el estilo personal de la autora.

Se trata, por tanto, un caso claro en donde la estética dicta la técnica. La única forma de animar los complejos dibujos de Hodgkinson es mediante la técnica de la animación de recortes, (cut-outs en su acepción inglesa. Habitualmente, los espectadores suelen considerar ese modo como tosco y burdo, como vendría a demostrar la serie South Park, por ejemplo. Sin embargo, en manos de maestros de la animación como Yuri Norstein, esta técnica se presta a efectos mágicos, inesperados por su belleza, muy alejados del entumecimiento y envaramiento que se le suele suponer a este tipo de animación. 

En primer lugar, porque los recortes permiten conservar la riqueza en el dibujo que se asocia a la pintura y el grabado. Esa calidad pictórica consigue que aquellos cortos más conscientes de la esencia de esta técnica, puedan ganarse con facilidad el favor del público, sólo con desplegar una belleza plástica ausente en la animación tradicional, al menos hasta la llegada del ordenador. En segundo lugar, y no menos importante, la propia artificialidad del movimiento puede tornarse una ventaja en manos de un animador con imaginación. No es necesario reproducir el movimiento natural, de hecho hacerlo así sería el camino hacia un desastre estético, de forma que es posible inventar nuevos modos de mover y hacer expresarse a los personajes. Precisamente, aquéllos que convengan más a la historia y los diseños de partida.

Esto es precisamente lo que ocurre con el corto de Hodkinson, cuya historia es un acúmulo de absurdos muy caros a la tradición británica desde tiempos de Lewis Caroll. La sucesión de imposibles que compone Moo(n) se fusiona además con un dibujo de partidad que huye del realismo y alude a los muñecos de trapo infantiles, al mismo tiempo esquemáticos y detallados, realistas y expresionistas. Esta irrealidad de historia y personajes permite huir asísmismo del realismo en sus movimientos, que se representan deslavazados, presos de una inercia que no es contrarrestrada por músculo y huesos, sino apenas por las uniones, zurcidos y enganches de sus diferentes partes. Huecos y de una ligereza, por tanto, que les permite liberarse de la gravedad, saltar hasta llegar a la luna e incluso devorar el universo entero.

No les entretengo más. Como siempre les dejo aquí el corto. No es una obra maestra, ni mucho menos, pero sí un buen ejemplo de las alturas a las que se puede llegar en animación. Sólo con un poco de imaginación y sabiendo jugar bien las cartas de las que se dispone.

2 comentarios:

Dyermaker dijo...

Tiene gracia. Beltesassar recolectó en su día en gran medida cortos de Divxclasico y Cineclásico, lugar donde servidor solía subir ripeos de vez en cuando, y éste curiosamente fue uno de ellos.

Es agradable descubrir que el trabajo que hicimos en la comunidad en aquella época tuvo al menos una pequeña repercusión y resonancia en el tiempo, al menos entre los pocos que estamos interesados en la animación independiente.

El comentario, tan acertado y nutritivo como siempre. Un abrazo.

David Flórez dijo...

La verdad es que las recopilaciones de Beltesassar fueron una auténtica cueva del tesoro, especialmente por los muchos cortos contemporáneos que recogía. Ya sabe, de esos que sólo se proyectan en un par de festivales y luego desaparecen para siempre. Lástima que desde 2010, más o menos, no se le haya vuelto a ver el pelo...

Gracias por los elogios y por el comentario.