sábado, 22 de julio de 2017

La lista de Beltesassar (CLXXIX): I met the Walrus (Me cité con la morsa, 2007) Josh Raskin



























Como todos los domingos, - y les pido perdón por la quincena de hiato -  continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de I met the Walrus (Me cité con la morsa) corto realizado en 2007 por el animador canadiense Josh Raskin.

Dentro de la cinematografía, es habitual considerar el documental y la animación como ambitos opuestos, incomunicables e irreconciliables. Por un lado, el género documental buscaría hacernos llegar la realidad sin adulteraciones, como si estuviéramos en persona en el lugar de los hechos. El cineasta se tornaría así en simple medio de transmisión, sacrificando estilo y personalidad en aras de la verdad. La animación, por el contrario, tendría su razón de ser en la manipulación de la imagen. Incluso, en los casos más extremos, estaría desconectada completamente del reino de lo sensible, siendo el suyo el dominio de la subjetividad absoluta.

Por supuesto, estas definiciones estrictas suelen convertirse en corsés a los que la realidad de la práctica artística se ajusta con dificultad. Algunas de las personalidades de estilos más distintivos de la cinematografía mundial han sido documentalistas, sin que su compromiso con la verdad les haya hecho dudar en manipular la realidad cuando así convenía al mensaje o a la estética. Por otra parte, la animación siempre ha tenido puesto un ojo en la realidad, ya que pretende recrear el movimiento hasta hacerlo más verosímil que el percibido. De hecho, esta vuelta a la realidad sólo que por otras vías es para muchos la esencia real de la animación, convertida en posible en nuestro presente por ordenadores, CGIs y 3D.

Dadas esas contradicciones de ambas formas, no es extraño que se hayan producido también conexiones inesperadas. Entre ellas, la aparición como género valido del documental animado, como demostró en la década pasada la magnífica Waltz with Bashir (2008) de Ari Folman. En tono algo menor y sin la fama de esa otra obra, el corto que no ocupa, I met the Walrus, es también un ejemplo notable de ese subgenero que basa su fuerza en combinar dos elementos inmiscibles: lo vivo y lo pintado

I met the Walrus es así la  ilustración animada de una famosa entrevista con John Lennon, grabada por un estudiante que se coló en su apartemento. Para ello, adopta la forma de una improvisación , en donde las divagaciones del cantante van siendo comentadas en imágenes. No cualquiera ni de cualquier manera, sino en un proceso de transformación constante que remeda visualmente las asociaciones de ideas que van surgiendo en la mente de Lennon. El efecto no es únicamente remachar lo que allí se dice, haciéndolo más explícito, sino retrotaernos al espíritu de los setenta.

El último periodo de la historia de Occidente en que la revolución parecía estar a la vuelta de la esquina, la libertad al alcance de la mano. Aunque sólo fuera en forma de alucinación y "viaje", de sueño y esperanza. Tan vago y tan pasajero, tan inasible e irrealizable como las palabras y las imágenes de este corto.

No les entretengo más. Como siempre, les pego aquí el corto. Disfruten de esta obra notable, otro gran ejemplo de los muchos caminos abiertos a la animación. Recordatorio, también, de como la mayoría quedan sin recorrer.


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