domingo, 6 de agosto de 2017

La lista de Beltesassar (CLXXXI): How to hook up your home theater (Como enchufar su "home theater", 2007) Kevin Deters y Stevie Wermers




















Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de How to hook up your Home Theater (como enchufar su cine en casa), corto realizado en 2007 por los animadores norteamericanos Kevin Deters y Stevie Werners para la Disney.

Resulta casi imposible hablar de forma objetiva de esta productora. Para bien o para mal, las opiniones se polarizan entre la adoración irracional y el desprecio visceral, posiciones ambas que suelen ocultar creencias políticas y económicas que poco tienen que ver con las cuestiones estéticas y formales. Discernir entre ambas es tanto más difícil cuando se considera que hace mucho, mucho tiempo, que la Disney dejó de ser una productora de animación "normal". Desde finales de los años cuarenta se embarcó en el negocio televisivo y el de los parques de atracciones, para transformarse en los últimos años en un inmenso conglomerado del entretenimiento cuya única motivación es hacer negocio. Por todos los medios y de todas maneras, de manera que si en algún caso se produce arte, es simplemente un subproducto no buscado, incómodo o apropiado según lo bien que siente a la cuenta de resultados.

Volviendo al corto. Esta evolución de simple estudio productor de cortos a gran empresa del entretenimiento, de 1930 a 1960, provocó que su fundador, Walt Disney, fuera variando su atención e intereses a medida que pasaban los años. De 1940 en adelante, Disney dejo de interesarse por los cortos y algo similar comenzó a pasar en 1950 con los largos. Esta variación en el auténtico objetivo de la compañía fue una bendición y una maldición. Los largos de los años 50, como Alice in Wonderland, (Alicia en el país de las maravillas, 1951, Clyde Geromini), presentan un estilo angular muy alejado de la redondez infantil de los años 30 y 40, así como unos fondos que acusan la influencia renovadora - y revolucionaria - de la UPA. Los cortos, por el contrario, entraron en una fase de decadencia, caracterizada por la repetición incesante de los mismos tics. No es de extrañar que comparados con los coetáneos de la Warner, nos parezcan ahora muertos, sin gracia alguna. Excepto un caso.

Esa excepción fue la larga serie de cortos de Goofy dirigidos por Jack Kinney y escritos por Dick Kinney. Goofy era un personaje secundario cuya única característica era una estupidez que llevaba a las mayores catástrofes, agravadas por la ira de Donald y salvadas por el sentido común de Mickey. Sin embargo, en manos de los Kinney, los cortos de Goofy evolucionaron hacia elaboradas parodias del mundo moderno, en las que la sátira vitriólica y la violencia desatada se aunaban para crear productos de hilaridad desbordante. Puede decirse, y es el mayor elogio que se le puede hacer, que los Kinney llegaron a construir una Warner fuera de la Warner. 

Fuera de esa serie, construida mientras Disney estaba distraído en otros asuntos y no miraba lo que se producía en su estudio, los cortos de Disney nunca han vuelto a recuperar el nivel que alcanzaron en ese periodo, ni mucho menos la gracia inocente de los primeros años treinta. Los intentos en los últimos años tienen apariencia forzada, cuando no son meramente apéndices a los largos, sin mayores aspiraciones que servir de chiste a sus hermanos mayores. Salvo una excepción. El How to hoop up your Home Theater que les comento esta semana. Su mayor atractivo es ser un pastiche de los cortos de Goofy de los años cuarenta y cincuenta, con su mismo afán satírico y su mismo gusto por la violencia absurda, sin que eso suponga que se trate de una copia servil, sin vida ni gracia.

Muy al contrario, este corto consigue precisamente insuflar vida en lo que ya no es otra cosa que una curiosidad histórica. De hecho, puede decirse que casi constituye un paso en falso de la Disney, al mostrar a las claras lo grande que podría haber llegado a ser su producción si hubiera permitido un poco más de libertad a sus creadores. Si les hubiera dejado respirar, en vez de obligarles a plegarse a la imagen de marca que ha llegado a ser inseparable de esa compañía.

No les entretengo más. Como siempre, les dejo aquí el corto.. Una obra notable, que quizás aparente ser mayor de lo que es, simplemente porque constituye uno de los pocos cortos recientes de la Disney que son graciosos de verdad, no por obligación.

https://vimeo.com/157371421

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