domingo, 22 de octubre de 2017

La lista de Beltesassar (CXCI): História trágica com final feliz (Historia trágica con final feliz, 2006) Regina Pessoa















Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de História trágica com final feliz, corto  realizado en 2006 por la animadora portuguesa Regina Pessoa. 

Mientras buscaba el vídeo con que ilustrar esta entrada, me sorprendió que parecía no haber copias de calidad en ninguna de las plataformas habituales. En todos los vídeos que encontraba eran evidentes los errores de compresión de los formatos digitales, lo que impedía poder disfrutar a gusto del corto, puesto que la imagen se volvía ilegible, emborronada por líneas y cuadraditos. La razón no se hallaba en que la copia original fuera ya de mala calidad, obtenida de la televisión o de algún vídeo casero, sino, paradójicamente, en el altísimo nivel de la animación del corto. Sólo ahora me daba cuenta, mientras que antes siempre me había pasado desapercibido.

Esa negligencia mía era achacable a la tenue anécdota narrada por el corto. Medio fábula, medio cuento moral, la narración parecía acabar antes de haber empezado, llegando a una conclusión un tanto simplona e inocente. Sin embargo, ese material literario, sin apenas consistencia, sirve a Pessoa para construir un auténtico "tour-de-force" visual. Por una parte, su cámara se halla en casi constante movimiento, siguiendo a los personajes, transitando de un emplazamiento a otro. Esto obliga a Pessoa a enfrentarse con uno de los imposibles en animación, al menos antes de la existencia del ordenado: la animación de los fondos.
Animar el fondo implica tener que reproducir el dibujo entero a cada plano, modificando el punto de vista y la perspectiva, en vez de limitarse a repintar los personajes sobre un decorado estático. Los errores en el proceso de copia se hacen inevitables, por tanto, y para reducirlos hay que simplificar los diseños, disminuyendo la calidad del resultado final. Algo que, como pueden imaginar, el espectador va a notar enseguida. No es extraño, por tanto, que este camino sólo se haya seguido en ocasiones muy, muy contadas, como medio de lucimiento del animador, reto que sólo se puede completar bien una vez en la vida, caso del Omboro de Tezuka Osamu.

Pessoa, por otra parte, no se conforma con superar este reto, sino que aumenta la apuesta. Para animar convincentemente no hay otro remedio que simplificar los diseños de personajes, cuidando que esto no los haga resaltar sobre el fondo o quiebre la ilusión que se quiere conjurar en el espectador. En História trágica, por el contrario, los diseños de personajes son particularmente complejos, rebosantes de líneas, rayados y quebrados, que hay que reproducir fielmente en el siguiente fotograma, y al otro y al otro. El trabajo para conseguir esto ha tenido que ser enloquecedor. Más laudable aún, cuando se repara que en el resultado final estas florituras técnicas terminan por ser casi invisible. Son tan naturales, que no las percibimos, como me ocurrió a mí, quien necesité la interposición de circunstancias externas para poder llegar a apreciar el corto.

Quizás sea este el mayor elogio que se le puede a hacer. Porque toda animación, me refiero a la buena, aspira a reproducir el movimiento, recreándolo por otros medios que no sean los del mero rodaje del natural. Llegar a una realidad reconstruida que, a pesar de ser distinta, diferente y distinguible, parezca más real que la percibida. Objetivo en el que Pessoa triunfa con todos los honores.

No les entretengo más. Como siempre les dejo aquí el corto. Un consejo para cuando lo vean: olvídense de la historia y miren con atención como se plasma lo que ven. Con eso basta.


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